— Lunes, 20 de septiembre de 2010 a las 21:11

un torbellino de agua entre su cuerpo
desnudo ante la misteriosa luz de luna
sus dedos rozan el vaho de la noche
y con un temblor se apartan
el débil corazón aun late entre la escarcha
sus ojos cerrados sienten la creciente oscuridad
por sus mejillas caen punzadas de luz, fría y triste
un torpe lamento se ahoga entre sollozos y
con el pelo enredado en el pecado
sufre, llora, muere
muere por dos luceros que se consumen
por un calor arañado
cae al abismo un cuerpo herido
y entre polvo y crueldad se arrastra
ante el trono se arrodillara
ante su propio destino
como alma caída en desgracia
de pieles sus vestidos y de hueso su color
el placer del dolor es ahora amigo y tormento
nunca la luz volverá sobre sus hombros
ni cerrara la cicatriz de la maldad
su rencor y odio crecientes se abren paso
el vasallo del señor de la muerte nunca escapa
y en sus ojos siempre brilla la oscuridad

2 Comentarios

Me parece un poema precioso, deberías publicar cosas así más a menudo,
Enhorabuena!

Anónimo — Martes, 21 de septiembre de 2010 a las 20:06


No es de ahora, tiene unos pocos años. Pondré alguna cosa más.

Autor — Viernes, 24 de septiembre de 2010 a las 11:37


Hola lector! Chevismo cerró ‐ como habrás observado ya. Rescaté el diario porque siempre le tuve mucho cariño. En el proceso de rescatarlo me enamoré un poco otra vez de él...

En algún momento añadiré de nuevo la capacidad de escribir nuevas entradas y comentarios. Gracias por pasarte por aquí.

También quiero hacer una especie de "libro" con las entradas más emotivas y algunos comentarios. Poco a poco!