Espero encontrar más entradas que empiecen por ESCRITO NíƒÅ¡MERO …
ESCRITO NíƒÅ¡MERO 0
Con una pluma de carmín sobre un viejo papel usado, utilizando la ya escasa tinta que en el pequeño bote oscuro queda, voy a comenzar a escribir una hermosa historia sobre arcoiris de sueños y argénteas alas resplandecientes. En mi mente se arremolinan las ideas, burbujeantes, impacientes por hacerse dulces palabras en mis labios y bellos versos en un poema. Cada colorida imagen dura apenas unos segundos, y mi mano cruza veloz la hoja mientras los movimientos de mis dedos van dejando un reguero azabache de ilusión curvilínea. El tiempo se escapa, corre, vuela, se pierde en el infinito. Cuando menos me lo espero, no puedo continuar escribiendo. El bote ha quedado vacío de tantas horas en trance y sin pausa alguna. Pero mi precioso cuento de hadas está aún por terminar. Una cuchilla practica una pequeña incisión sobre mi piel para dejar correr un hilillo de ardiente tinta. Y con el color de la pasión continúo frenéticamente plasmando mi corazón sobre el blanco. Las palabras cobran vida. Refulgen como ríos de lava, llevando mi propio ser a una memoria inmortal. El verdadero amor y las lágrimas amargas se suceden sin tregua, la historia comienza a latir con fuerza con su propio ritmo desaforado.
Llevo más de un día escribiendo, y mis fuerzas comienzan a fallarme. Sólo el pulso de mi mano y la imaginación siguen adelante sin flaquear. He rellenado ya doce veces el tarrito, pero un extraño impulso salido de mis entrañas me obliga a continuar lo que aún está inacabado. Los folios se amontonan en un descolocado orden sobre el suelo a mis pies. Desprenden calor y cariño. Se atisba una presencia donde antes solo había vacío y, sin embargo, el vacío comienza a apoderarse de mí. Sigo sin parar. Vuelvo a quedarme sin medio de escritura. Ya no queda nada en mí. Mis últimas gotas de vitalidad se derraman en el frasco. Con el primer y último temblor, la brillante pluma moja su punta. Acercándola al papel escribe: FIN. No me da tiempo a suspirar de alivio. Mi cabeza cae muerta sobre la mesa.