Diario Colaborativo

Ya es octubre otra vez… casi noviembre. Hace una semana la gente sacó la ropa de invierno, se les ve con ganas de cambiar. Se nota el frí o lo que sea pero la gente está más seria. Quizá es la vuelta a la rutina, ¿quién sabe?
El fin de semana pasado cayeron las primeras gotas del otoño. Vinieron con ganas y además por toda España y con mucho aire.
La verdad es que echando la vista atrás me doy cuenta de las gilipolleces, con perdón, que he hecho este año y la que vengo arrastrando desde hace dos años ya…
En la primera metedura de pata del año no sé si estoy equivocada, si he acertado o si son las hormonas… el caso es que tengo que resolverlo pronto.
La segunda metedura de pata… bueno pues es de las típicas… en ese caso yo haría esto y lo otro y no es así. Cuando te ves en el ajo ya estás hundida hasta el fondo en la mierda… y es muy difícil salir por muchas cuestiones diferentes. Es algo que espero no se vuelva a repetir en lo que me queda de vida. Además que no se lo deseo a nadie. Es algo por lo que una mujer no debería pasar nunca y afortunadamente lo he conocido y así no volveré a caer. En fin eso se acabó y quiero olvidarlo.
La peor que vengo arrastrando… no está conmigo y casi no depende de mí… pero me he venido a Sevilla a estudiar y ella no. Me acuerdo cuando hacíamos nuestros planes de venir las dos juntas y vivir en el mismo piso. Encajábamos tan bien… estoy prácticamente enamorada de ella, es mi referente, la tengo en un pedestal… y lo peor es que lo sabe pero no me perdona… la gente cambia y han pasado dos años ya… definitivamente la perdí para siempre.
Pero la vida sigue y yo casi he logrado superar lo que pasó este verano. Me acuerdo lo bonito que era al principio, parecía que todo iba a salir bien… y me encontré maniatada y sometida a sus deseos… ¡Qué ingenua soy! Los príncipes no existen y si existen no van a venir a buscarme. Eso sí, ya no me voy a fiar de ningún príncipe. Corrijo: Voy a intentar no volver a fiarme de ningún príncipe.
Me alegra que él me dijera que soy la misma de siempre otra vez. Esta vez no la cago, hablaremos y definiremos la situación y sé que no nos gustará a ninguno pero es lo que hay. Eso sí: te voy a seguir echando de menos porque sé que tus besos no me los dará nadie nunca. Eres mi primer amor y siempre lo serás.