Diario Colaborativo

Se acaba el curso y yo no volveré más aquí. Y pienso, como siempre, en el tiempo que he perdido y lo que podría haber hecho… pero que de todas maneras no podría haber hecho, en realidad, porque aquí todo el mundo pasa de mí olímpicamente.
Y no te das cuenta (o sí) en éstas últimas clases, de que te estoy mirando desde mi mesa, con cara pensativa, medio triste, mientras tu hablas, porque sé que serán las últimas veces que te vea en mi vida. Cuando te escucho hablar es como un regalo, siempre quiero intervenir pero de lo que te admiro y de lo inferior que me siento a ti mi cerebro se paraliza y sólo sería capaz de tartamudear diciendo tonterías… pero aunque no me conozca ni a mí misma, creo que tienes tristeza dentro, o alguna inseguridad, lo veo (o creo verlo) cada vez que te enfadas… y no sabes lo que me gustaría compartir mis inseguridades contigo y que tu también lo hicieses conmigo, y que filosofáramos sobre cualquier tema y que seguramente estuviésemos de acuerdo en todo y cada vez nos mirásemos con más confianza, como si nos conociésemos de toda la vida. Que después de cada clase nos quedásemos hablando y yo me perdiese parte de la siguiente o llegase tarde a casa sólo por intentar conocerte un poco más. Llevo deseándolo desde que empezó este curso. El primer día pensé que eras aquel al que había visto durante los tres anteriores cursos yendo de un lado para otro, con esa pinta tan bohemia, que tanto me llamaba la atención. El segundo día cada vez que te veía pasar no te quitaba ojo. Cuando me viste con mi camiseta nueva y me dijiste “vaya, ¿aún hay fans de ese grupo?” y yo te contesté sonriendo que sí, sin decir nada más para no empezar una conversación y no hacerme más ilusiones… Y ese fin de semana que pasé temblando y sonriendo como una idiota cuando pensaba en ti, que se me hizo interminable hasta que te vi de nuevo y volví a mi red de dudas y confusiones, sin saber si dirigirte una palabra o no. Todo eso me hizo darme cuenta de que no hay que hacer planes en la vida, porque aunque los hagas todo va a salir como tenga que salir, y no como quieras que salga… porque yo pensaba que iba a ser especial, que íbamos a tener un amor de esos secretos que acaban por imposibles, pero que al menos podría decir que había habido algo, aunque hubiese acabado destrozada por dentro. Y aún así estuve una clase entera mirando tus manos, esperando no encontrar ningún anillo, y sabiendo que aunque no lo encontrase no podría pasar nada racional entre nosotros. Tal vez te quiera, o sólo sea una de tantas metas que me he puesto en esta mierda de adolescencia que me está autodestruyendo, pero creo que nunca te olvidaré.
Y yo que creía que odiaba a muerte a todos los profesores, y voy y me enamoro de uno…
Si hubieras nacido tres siglos antes, serías un ilustrado.
Vale aeternum.