Un día con sabor amargo II
La noche anterior nuestras lenguas lucharon. Lanzaron mandobles rápidos y certeros que hacían que el enemigo se descompusiera. Otras veces, sin embargo, lanzaban golpes lentos y pesados que podían doblegar hasta el más feroz de todos los guerreros. La noche pasó y un nuevo día llegó. Aquella tarde nos encontramos en la universidad, no pudimos evitarlo. La noche anterior pesaba en nuestro ser por no haber puesto fin a esa lucha. Nuestras miradas se cruzaron e intenté leer en tu mirada, mas solo hallé una mezcla de sentimientos confusos: enfado, indiferencia, deseo, rubor, alegría… Sentimientos con los que he regresado a mi piso, sentimientos a los que ahora hago prisionero dentro de mí, sentimientos que ahora no me dejan vivir…