La Travesía de la Vida
Comparo la vida con el mismo sentimiento que surge cuando ante ti se planta un mar eterno que debes nadar porque de lo contrario mueres.
De nada sirve empezar muy eufórico y sin un entrenamiento previo porque no llegarás ni a tres metros de la orilla.
Debes mentalizarte, conocerte muy bien y no lanzarte a la aventura. Tienes que sopesar cada peligro que puede acecharte y contar los motivos que tienes para cruzarlo. Tenerlos claros porque cuando no te queden fuerzas para seguir serán tu único apoyo para continuar.
La persona o personas con las que decidas iniciar esta travesía deben ser elegidas tras el paso del tiempo y tendrás que confiar demasiado (a veces más de la cuenta) en ellas. Serán tus manos cuando estas no puedan más, te animarán a seguir cuando creas que no puedes y los ayudarás te lo pidan o no cuando desvanezcan.
Muchas veces te plantearás si merece la pena tanto esfuerzo y sacrifico para probablemente no llegar y lo más angustioso: No saber donde llegarás ni que pasará después.
Por otro lado te sentirás orgulloso de ti mismo al compararte con las personas que se quedaron en la orilla por miedo a nadar!tú verás cosas más hermosas que ellos ni siquiera podrán imaginar, vivirás con cada brazada, con cada metro que avances, más de lo que ellos vivirán en años y cada susto, cada ola que te golpee te hará más fuerte de lo que nunca soñaste ser.
Habrá momentos de calma, pero ten muy claro y presente que estos dejaran paso a períodos de tormenta, de tempestad, de sufrimiento y de desesperación.
No te preocupes. Saldrás adelante. Cruzarás tu mar, mejor o peor, pero lo conseguirás.
Te he elegido para que me ayudes a atravesar el mío, ¿me acompañas?
Decidiste quererme así: con mis objetivos, mis intereses, mis manías, mis tontunas y mi amor por lo desconocido, ahora no te puedes echar atrás.
3, 2, 1!.¡YA!
