— Viernes, 2 de noviembre de 2012 a las 19:25

Le odia pasivamente, sin delirio ni vehemencia, con un odio frío de hielo seco a -79킺C. El corazón ya no se le mueve locamente tironeando dentro de su caja torácica, ni repiquetea contra sus costillas. Ya no se precipita hacia el vacío de sus ojos ni la ciegan sus sonrisas partealmas…

…no al menos hasta que le imagina recorriendo con la lengua su esternocleidomastoideo y dibujando con las manos la pasión en sus senos. En ese momento, todo ese odio desaparece sin más, dejando en su lugar una mezclolanza de feromonas y hormonas alteradas a punto de explotar. Ya no le odia.

Hola lector! Chevismo cerró ‐ como habrás observado ya. Rescaté el diario porque siempre le tuve mucho cariño. En el proceso de rescatarlo me enamoré un poco otra vez de él...

En algún momento añadiré de nuevo la capacidad de escribir nuevas entradas y comentarios. Gracias por pasarte por aquí.

También quiero hacer una especie de "libro" con las entradas más emotivas y algunos comentarios. Poco a poco!