Este sudor frio y lento que transporta mi memoria a los días de los días de los días… de algún año en que fuí feliz…
Es de noche, siento mi cuerpo cargado, mis manos caen en el precipicio, y caen, caen y caen en la verborrea que traducen los nervios del núcleo pensante. Y lo hallo presente ante mis ingratas pupilas, el señor de señores, rey de reyes, dios de dioses. Aquel que dignasese a imaginar la locura con consecuente motivo de crearla. La sombra que inquieta en la soledad de los callejones estrechos. Hubo tiempo de gloria y vida para provecho suyo. Pero diose el gusto de permitir a los elementos de la representación menores dictarles palabras vacías. Para que en sus ingenuas cabezitas formasen significados, que ni el mismo predecía. Dioles un mundo aparentemente asumible, para entretenernos en pensar y justificar y darnos mutuamente sentido unos a otros de la hipocresía, la maldad y la funesta servidumbre absurda. Mucho murmuran de él, pero acaso no encaje en el perfil con el que le mencionan, pues acaso su existencia no entienda de palabras. Infelices… o no, felices, si no me ves jamas me entenderas,