Haber sido protagonista de una historia bonita, es algo que no tiene precio. Aunque la historia no tenga un final feliz…
Unas palabras más…
Todo acabó, se terminó, se apagó la llama de nuestros corazones. Ya nada nos une, solo un recuerdo que va perdiendo fuerza en mi pensamiento. Fueron días felices y tristes. Días de sentirme pleno de mí mismo solo por amarte y que ese amor fuera correspondido; y días en los que las dudas nos comían por dentro el alma sacando lo mejor y lo peor de nosotros mismos. Pero al final el dolor ganó la batalla a la felicidad. Eramos como dos viejos ya... sabíamos demasiado el uno del otro. Poco a poco solo veíamos aquellas cosas que nos molestaban del otro y dejamos a un lado aquellas otras que nos hicieron enamorarnos. Y llegó un punto donde no podíamos ni vernos. Fue en este momento que por tal de hacernos la "puñeta" fuimos rastreros el uno con el otro. Donde cada uno pudo ver del otro el lado más oscuro... No me enorgullezco de mi comportamiento, tal vez me excedí, tal vez no, uno nunca sabe hasta donde podrían haber llegado las cosas si no se para el tren a tiempo. Pero tampoco me arrepiento de tu comportamiento, ni te lo tengo en cuenta. Gracias a ello pude ver como somos realmente cada uno. Pude ver de hasta donde llega nuestra inmadurez a la hora de hacer frente a los problemas.
¿Qué es esto que escribo ahora? ¿Es una carta? ¿Una reflexión? Poco importa lo que sea, hoy es uno de esos días que una persona normal se levanta idiota, ya me entiendes a que me refiero: nostálgico, melancólico, en las nubes... llámalo como quieras, todos tenemos días de estos. Reflexionar nunca está demás en algunos momentos. Mi confesor fue la almohada lo admito. Dejando a un lado todo esto y todo aquello que pasó, me despediré.
Ya nada me une a ti, ya nada lo hará. Para que nada nos separe, que nada nos una...