— Martes, 22 de enero de 2013 a las 19:16

Hay momentos en la vida en los que nos encontramos perdidos. Una mañana te levantas, te miras en el espejo y has olvidado quien eres, que quieres. Si habéis visto Lost In Translation sabréis perfectamente a lo que me refiero. El otro día me decidí a verla de nuevo y fue devastador para mi estabilidad emocional. Creo que se pueden sacar muchos puntos de esa película, muchas lecciones. La primera es que conocerte a tí mismo es el primer punto para saber lo que quieres y esto conlleva a tener un sentido que darle a tu existencia. La segunda es que encontrarte o ser encontrado es el paso previo, y el más difícil.

En la película Bob es un actor de mediana edad atravesando una crisis tanto personal como profesional. Está perdido en un matrimonio aburrido y además se encuentra emlancólico frente a quella juventud que ya desapareció. Este va a Japón a rodar unos anuncios en lugar de hacer una obra de teatro.
Por otro lado está Charlotte, una joven que lleva apenas dos años casada con su marido al que acompaña a Tokio cuando éste tiene un trabajo en diferentes ciudades del país por lo que ella se queda sola en el hotel. Ésta se siente triste, igual de perdida que Bob, pero porque no sabe qué camino debe o puede coger su vida.

Cuando los dos se conocen, se comprenden, entienden la sitación del otro a la perfección y sienten que de alguna manera los dos son iguales. Conforme pasan los días estos van sintiendo más cariño el uno hacia el otro y comienzan a plantearse si ese “encontronazo” entre dos almas gemelas y perdidas en Tokio puede ser algo más.

La verdad es que en realidad los dos están solos. Es un “estar sin estar” como cuando estás en una fiesta, con tus amigos y te sientes vacío. Como cuando quieres que todo cambie pero no sabes qué o hacia donde. Estás desorientado, perdido. Es la soledad del que no encuentra la ruta hacia el siguiente pueblo. Y ellos dos se encuentran, casualidades de la vida, perdidos. Esa comprensión mutua es la que todos querríamos encontrar alguna vez en nuestras vidas. La soledad es el primer punto de la incomprensión y el primer paso hacia la autodestrucción. Nadie sabe porqué estás solo, y no le apetece saberlo, y tú no sabes como dejar de estarlo, y te gustaría que alguien te ayudara.

Yo querría encontrar a mi Charlotte alguna vez. Me gustaría que la soledad se acabara en el momento en el que abres los ojos de un largo sueño. Y suena raro, pero la película conecta bastante cuando el que la ve se refleja en los personajes. Quizá porque está tan necesitado de encontrar alguien que sienta mutuamente lo que siente que se encuentra con la película y la comprensión es mutua.

d.

1 Comentario

Buena reflexión. Aunque es un poco idealista, la vida nunca es como la pintan las películas de Hollywood. Cuidado que te pueden hacer mucho daño por ahí. Pero la película la voy a ver.

Anónimo — Domingo, 3 de febrero de 2013 a las 21:18


Hola lector! Chevismo cerró ‐ como habrás observado ya. Rescaté el diario porque siempre le tuve mucho cariño. En el proceso de rescatarlo me enamoré un poco otra vez de él...

En algún momento añadiré de nuevo la capacidad de escribir nuevas entradas y comentarios. Gracias por pasarte por aquí.

También quiero hacer una especie de "libro" con las entradas más emotivas y algunos comentarios. Poco a poco!