Odio las tilas, las manzanillas, los tés y las infusiones, pero esta noche, necesito uno.
A mi madre le encantan, la he visto muchas veces prepararse infusiones, así que tengo una clara idea de como se hace. Abro la despensa, abro la pequeña cajita donde pone 'tila' en letras cursivas. Claro, sólo la letra cursiva te ayuda a relajarte. Buena estrategia.
Saco un sobrecito y lo meto en un baso de agua. Y lo pongo en el microondas. Odio la comida caliente y las bebidas calientes. Todas ellas. Enorme coincidencia con mi persona. Mientras observo las vueltas que da el transparente vaso en el microondas me doy cuenta del increíble agujero que se ha formado en mi pecho. ¿Cómo has crecido tanto? Deja de dar vueltas. Se apaga la luz del micro. Lo abro. Quema, mierda. Odio el fuego. Con la ayuda de un trapo, lo saco. Y lo dejo ahí, al lado del microondas, en la encimera. Saco una taza. De Mickey. Cojo un hielo, azúcar, y una pajita. Todo a la taza. Y vierto el contenido del vaso transparente -con su debido trapo- en la taza de Mickey. Y me lo llevo.
El hielo empieza a hacer un sonidito raro, como a romperse. Toco la taza fría. Ahora tiene un líquido caliente en él, pero sigue siendo frío. De todas maneras, se que se calentará. O el vaso enfriará en contenido. Elijo la segunda opción. A parte, el tiempo siempre ayuda.
En mi cuarto, dejo que repose la infusión mientras el agujero negro crece y compruebo algunas últimas conexiones en Whatssapp.