— Viernes, 11 de abril de 2014 a las 7:48

El sustantivo “recuerdo” comparte la misma etimología que “cordura”. Seríais algo imaginativos si pensarais que “cuerda” tiene el mismo origen y que todo estaría relacionado con mantener bien amarrado el bienestar, con no cortar el hilo de la experiencia para decidir mejor qué hacer en el presente. Pero no es así.

Tanto “recuerdo” como “cordura” tienen su origen en el latín y provienen de “corazón” (cordis). Curiosamente, “cuerda” proviene igualmente del latín, pero de “tripa” (chorda). Al quedar todo entre vísceras, es normal que nos remueva por dentro un “acorde” de guitarra, el cual lo producen el rasgueo de seis cuerdas y su etimología latina es “unir los corazones” (accordare).

Vuelvo a centrarme en el “recuerdo” y la “cordura”. Para nuestros antepasados, recordar era hacer que algo (o alguien) volviera a pasar por el corazón. Estar cuerdo significaba tener un corazón activo. También los griegos situaban el pensamiento en un lugar distinto al cerebro. No un sinónimo, pero en cierta medida un equivalente actual a “cordura” de origen griego sería “ortofrenia” y proviene de “correcto” (orthos) y “diafragma” (phren), es decir, situaban el pensamiento en el ritmo de la respiración. Con el paso del tiempo, la evolución socio-cultural y sobre todo el avance de la ciencia, las palabras y su significado han ido evolucionando más o menos a la par. Y al igual que a un ser humano le gusta saber cuál es su origen y buscar la comprensión en sus semejantes, a las palabras les pasa lo mismo. Las palabras están tan vivas o más que nosotros. Pero nosotros traficamos con ellas como si fueran monedas de cambio. Consideramos importantes a aquellos que tienen don de palabra por la cantidad de vocablos que conocen y por la habilidad para usarlas y expresarse con total claridad. ¿De verdad veis la riqueza solo ahí? ¿En la cantidad y la habilidad? Sería una pena que fuera así.

Gran parte del valor de las palabras reside en sus orígenes. Hacer de su significado ancestral una tesis, de su significado actual una antítesis y de su razón de ser y su expresión en tu ser la síntesis. Ese proceso te hace amar las palabras como a tus abuelos e hijos.

Os pongo a mí mismo como ejemplo. Cuando recuerdo, es como si viajara en el tiempo. No me pongo a recordar reconstrucciones completas de los hechos, ahí sé que corro el riesgo de engañarme aunque este en mi caso sea mínimo. Recuerdo hechos concretos, sensaciones sin necesidad de ser conectadas unas con otras porque importa una mierda el por qué. Ya está ahí, en el corazón de mi mente, no se puede borrar voluntariamente. Y por la forma de recordar que tengo tan definida y vívida, a los demás les puedo parecer alguien muy poco cuerdo solo porque puedo reírme solo por la calle (entre otros cabos sueltos de mi personalidad). ¿Me entendéis mejor cuando confieso sentirme verdaderamente extraño en mi entorno? ¿Cómo voy a convivir a gusto con un entorno que se contradice tanto y no entiende la profundidad las palabras con las que intenta expresa sus impresiones? Es agotador, sobre todo porque la mayoría de esas impresiones son prejuicios y lastres arrastrados generación tras generación. Lo que a todos les parece locura es en realidad una demostración de la profundidad y sensibilidad con la que siento dentro de mí todo lo que me ocurre, lo que conozco, lo que me queda por conocer, lo que me ha pasado, lo que no me pasará nunca, las ideas que guardo como vosotros guardáis joyas y dinero, el que soy en realidad. No tenéis ni puta idea.

Y me da igual.
Ya me da igual parecer un loco.

Mi locura es el “eppur si muove” que os contesto. A todos.
Quién sabe a quién recordaréis cuando yo ya no esté aquí. Ni yo lo sé.

4 Comentarios

Una buena entrada, muy currada la verdad. Concuerdo con prácticamente todo.
Añadir que en la filosofía oriental (tanto india como de más al oriente) también se comenta reiteradamente la importancia de “respirar con el vientre”, que en parte es muy parecido a lo que tú comentabas.

En cuanto al peso de la genealogía de las palabras: lo veo como un recurso bastante útil (de hecho la entradilla te ha quedado muy bien), pero el peso simbólico y sobre todo la «evocación» subjetiva de cada palabra.

Por otra parte está sobradamente demostrado que el lenguaje no verbal y la posición son elementos transmisores de información con mucho peso en las comunicaciones.

Anónimo — Miércoles, 16 de abril de 2014 a las 23:45


Gracias por tu comentario, @Capi. Estoy de acuerdo con lo que aportas, de hecho es una de las ideas que pretendo transmitir, aunque me he centrado solo en los orígenes de nuestro idioma para denunciar que ni saliendo de ese pequeño cerco dejamos de encontrarnos con el extremo al que puede llegar la ignorancia.

Autor — Viernes, 18 de abril de 2014 a las 16:59


Fascinante, eleva la calidad del diario ampliamente. Ciertas partes huelen a futuro escritor, piensalo.

@Chevi — Viernes, 9 de mayo de 2014 a las 1:00


Vaya, muchas gracias por esas palabras, las tendré muy en cuenta. Y eso que lo publiqué sin revisar, en mi blog publiqué justo después una versión corregida.

Autor — Sábado, 10 de mayo de 2014 a las 8:01


Hola lector! Chevismo cerró ‐ como habrás observado ya. Rescaté el diario porque siempre le tuve mucho cariño. En el proceso de rescatarlo me enamoré un poco otra vez de él...

En algún momento añadiré de nuevo la capacidad de escribir nuevas entradas y comentarios. Gracias por pasarte por aquí.

También quiero hacer una especie de "libro" con las entradas más emotivas y algunos comentarios. Poco a poco!