Es que no puedo dejar de echar de menos las cosas buenas.
Todos esos peros nunca me han importado demasiado. Sí que me suelen importar esas cosas, pero contigo me dio igual. Estaba ahí, pero me daba igual. Porque había más pros que contras. Y no es que al haber más pros no me fijase en los contras. Es que los pros anulaban a los contras.
Y ahora que se ha acabado, intento remarcar los contras, sacarlos todos a la luz para que anulen a los pros. Pero los contras siguen anulados, y echo de menos cada pro. De principio a fin.
Y es que yo no planeaba sentir nada. A lo mejor por eso disfrutaba tanto los pros. Una especie de carpe diem. Exploro tus pros todo lo que quiera y todo lo demás me la suda.
Pero al final me acabé enganchando, y no me he dado cuenta hasta que lo has terminado. Porque tú lo has terminado. Y le daré gracias al destino, porque de haber sido yo hubiera vuelto a recaer.
No sé porque me dan igual tus contras, si yo siempre pongo los contras por delante de los pros. No lo entiendo. Y lo odio, porque los echo mucho de menos, y sé que los voy a echar aún más.
He sido como un zorro cazado. Intentaba no pasarme de la linea, entrar en las arenas movedizas sin que me tragasen.
Creía que lo estaba consiguiendo. Hasta que tu me has dicho adios y me he dado cuenta de que ya me habían tragado.
Quiero odiarte, pero te echo de menos demasiado.