Estaba escribiendo una parrafada, pero sale lo mismo que sale siempre, rabia. Cualquiera que intente ver a través de mi físico, tendrá una idea general: “Esta chica es un poco rara. También es insegura, pero la mayoría lo somos. También parece haber tenido una vida normal. Nada tormentoso ni difícil.” Y, en cuanto a salud y recursos, acertarán, pero nunca he sido feliz. Podría contar por qué, pero me pasaría de los 5000 caracteres, y todos los habría escrito la rabia. Y, a menos que seáis como yo, no creo que tengáis la paciencia ni las ganas de leer eso.
En un pequeño resumen, se podría decir que la gente ha sido bastante injusta conmigo, incluyendo a mi familia que, por cierto, son un puñado de pesimistas que nunca se han dejado ayudar y ahora se sienten abandonados por mí (pero créeme, estoy en mi derecho de ser un poco egoísta, ya iba siendo hora). También que soy filántropa, así que puedes pisotearme lo que quieras, que yo te seguiré teniendo aprecio. Además, he nacido con la idea de que, en este mundo, soy un estorbo y tengo menos derecho a vivir que el resto y que por esa razón, estoy gafada. Por esto último, he sido una espectadora de la vida, y apenas he vivido experiencias porque pensé que, al buscarlas, molestaría a alguien. No sé qué es el odio dado que nunca lo he sentido. Si te amo y me haces daño, nunca te dejaré de amar, pero no significa que no me aleje de ti. Siempre me han dicho que soy fuerte emocionalmente. No recuerdo que una sola persona me haya llamado débil. Pero, a pesar de ser fuerte, soy extremadamente sensible. Qué combinación tan curiosa…
No sé hace cuánto. Creo que fue hace unos 3 años, que aprendí a cambiar cosas de mí. Lo que no me gusta, lo cambio. Voy a ser sincera, es difícil hacerlo. Pero LA OSTIA de difícil. Sin embargo, en comparación con que el mundo cambie a tu favor, es realmente fácil, y requiere mucha menos paciencia.
Hay algo que me preocupa mucho, y es que estoy perdiendo la memoria. Nunca tuve buena memoria, pero va a peor, vertiginosamente. Tal vez para eso necesite un psicólogo, pero el resto de mis defectos puede que sea capaz de atenuarlos yo sola.
Para hacerlo, he de admitir que tengo miedo. Cronofobia, para ser exacta. Y he de admitir que me importa lo que piensen de mí. También he de admitir que abandono todo lo que cueste más de tres intentos, y que por mucho que en casa me diga “hoy me como el mundo”, cuando salgo, vuelvo a intentar ser invisible.
Pero, sobre todo, admitir que lo que soy hoy es una combinación de cómo nací y cómo he vivido hasta ahora. Y, si no estoy contenta, he de olvidar todo lo que he vivido, y empezar desde cero. Cuando me levante, habré nacido. Cuando me acueste, moriré. Y así, cada día.
Amé y no lo dije. Eché de menos a una amiga, y tampoco lo dije. Me merecí algo mejor y no lo busqué. Pude mirar por mí y miré por quien no lo merecía. Fui orgullosa. No estudié. No me esforcé. Hice daño a alguien. Debí hacer caso a mi intuición, pero hice caso a los demás. Eso es el pasado, que fue vivido en control automático. Del presente, me ocuparé yo.
Si me acuerdo, os contaré como fue.
Soy un adicto absoluto a este diario porque de vez en cuando me encuentro con historias que parecen escritas por mi mismo.
Me encantaria poder hablar más contigo, y saber más de tu historia. Por favor, si tienes tiempo, escribe más, sobre lo que quieras.
En el fondo pienso que esto lo escribio una persona en particular, con la que todo encaja, y me llama mucho la atencion.
—
@Chevi —
Martes, 27 de octubre de 2015 a las 0:42