No se en qué punto estoy. Así que tampoco puedo saber hacia dónde voy.
No he sido yo quien ha cambiado, han cambiado las circunstancias. Por mucho que intentemos coger la arena de este reloj se nos escapa entre los dedos…
Os habéis escurrido como agua y yo he quedado como una roca a la que ya ni le salpican las olas.
Y ¿qué debe hacer esa roca?
¿Empieza a hacerse amiga de las nubes?
Éstas nunca podrán reemplazar al mar. Pero es que ya no hay mar.