— Martes, 12 de junio de 2018 a las 22:36

No debería estar escribiendo esto… pero aquí estoy. Sigue siendo mi cenicero de lágrimas.
Cuando cortamos el contacto con otra persona, da, en cierto modo, la impresión de que su vida, para ti, se paraliza. Antes, sabías el día a día de esta persona, conocías sus movimientos, los lugares que frecuentaba… pero al acabarse el lazo que os une, al cortarlo, al romperlo… el cerebro piensa que la rutina de esta persona sigue cumpliendo los esquemas que tú conoces, los que seguía cuando estaba contigo.
Pero no. Es falso. Su vida “como la tuya” no se para. Sigue, continúa, evoluciona. Cuando te das cuenta, es un golpe. Que duele.

Hola lector! Chevismo cerró ‐ como habrás observado ya. Rescaté el diario porque siempre le tuve mucho cariño. En el proceso de rescatarlo me enamoré un poco otra vez de él...

En algún momento añadiré de nuevo la capacidad de escribir nuevas entradas y comentarios. Gracias por pasarte por aquí.

También quiero hacer una especie de "libro" con las entradas más emotivas y algunos comentarios. Poco a poco!